La prensa a veces a sido el principal difusor de los hechos extraños e inexplicables en Sevilla, permítame –a través de estas líneas- hacerle un breve repaso de la historia OVNI de Sevilla “tirando” de hemeroteca, ¿me acompaña?
Juan Rodríguez Domínguez, conocido como Juan “El Palmareña”, jamás podría olvidar lo que el atardecer aznalcollense le tenía preparado… Era el 12 de Septiembre de 1971, caía la tarde, debían de ser en torno a las 19:00 h. y Juan estaba haciendo funciones de guardián en la finca “El Lunarejo”, en un melonar, cuando de pronto se vio sobresaltado por el crepitar del aterrizaje de una gran nave en medio del paraje donde él se encontraba. Juan apuntó con su escopeta a aquel extraño objeto que acababa de invadir la finca y pudo observar como de él se abrieron dos portezuelas de las que comenzaron a bajar unos pequeños seres uniformados con trajes azulados muy ajustados y algo sobre su cabeza. Estaban junto al pozo artesiano que surtía a la finca y al reparar de la presencia de Juan, seis de ellos, comenzaron a ir tras nuestro asustado protagonista mientras le apuntaban a la cabeza con una extraña linterna ,que emitía un potente haz de luz, que provocaba un insoportable dolor de cabeza…
Huyó despavorido mientras aquellos seres continuaban persiguiéndole… Tras tres kilómetros alcanzó el pueblo, los seres habían desaparecido… Los co-propietarios del melonar, los Chícharos, sin dudar del relato de Juan se desplazaron armados hasta el pozo artesiano… allí sólo quedaban las mudas pisadas de un ejercito de diminutos pies…
Juan Rodríguez Domínguez denunciaba en la mañana del 13 de Septiembre ante la Guardia Civil el acontecimiento vivido la tarde anterior.
Viajemos en el tiempo al año 1976… Acababa de comenzar ese año, no habían transcurrido más que unos días cuando a la primera plana de muchos diarios e informativos locales, regionales y nacionales iba a llegar una noticia que conmocionaría a la opinión pública: “Un labrador de Benacazón agredido por extraterrestres” y el diario que publicaba con toda su trascendencia dicha noticia no era un diario baladí … ni mucho menos, nada menos que el diario ABC en su edición de Andalucía y de la firma del no menos conocido Benigno González, esto en la España de la época, de la reciente dictadura y de la del miedo social, publicado en un diario con el peso y popularidad de ABC pues era poco menos que un dogma de fe… Y sucedió una fría noche de Enero del 76, un 28 de Enero de 1976 para ser exactos por que fue la noche en la que Miguel Fernández Carrasco y la localidad sevillana de Benacazón entrarían a formar parte con letras de oro en ese libro de la Historia Ufológica de España.
26 de Noviembre de 1977, 21:45 h., la familia Méndez Cotán se dispone a cenar cuando un estruendo los interrumpe… Una “esfera” blanquecina flotaba y se balanceaba a poca altura en el patio, medía un metro y medio de diámetro y estaba coronado por una especie de cono… El objeto permanecía mudo en el patio mientras la familia quedaba conmocionada… poco tiempo después comenzó a desaparecer. Las plantas que adornaban el patio estaban mínimamente chamuscadas y en el suelo quedó el imperdurable recuerdo en forma triangular de la visita de este extraño foo-fighter a la familia Méndez Cotán.
Un día después de la insólita visita que tuvo la familia Sánchez Cotán en Olivares sucedió otros de esos extraños casos que marcarían nuestra Historia Ufológica. Antonio González Morales, taxista sevillano, observó al filo de la medianoche junto a sus pasajeros una serie de luces que creyeron que podría ser un avión dada la proximidad del aeropuerto de Sevilla… Las luces se comenzaron amover y se realizando una maniobra rápida y de fundido se colocó en paralelo al taxi de Antonio… aquello parecía “dos platos encarados por su base que iban iluminados por una franja exterior anaranjada, encima había un piloto verde y debajo uno rojo, aquello tendría unos cinco metros de largo por uno y medio de alto”. El objeto no emitía sonidos y el nerviosismo invadió a todos los ocupantes del vehículo… Antonio volvió tras dejar a los ocupantes en su destino pero ya no había nada ni nadie más vio nada.
Indudablemente hubo más casos en 1978 pero a estas página van a saltar sólo cuatro de ellos, los más destacados que hicieron historia aquel año de finales de la década de los 70.
El 16 de Junio de 1978 será otra de esas fechas insólitas e inolvidables para José Llopis, agricultor de la zona de Gerena. A plena luz del día, a las 15:30 h. de la tarde y regresando de la finca “Pico Roto” tras un almuerzo, José observó en el cielo un extraño objeto violeta que colaba a gran velocidad, el miedo se apoderó de él e incluso le hizo parapetarse tras el tronco de un árbol… el objeto tenía una forma definida hexagonal “Parecía una corneta o un pandero con el que los chicos juegan” comentaba José Llopis a los investigadores Joaquín Mateos Nogales y Antonio Moya. Su vuelo silencioso terminó en un imposible ángulo y su posterior desaparición.
El último caso que destacamos desde estas páginas en el año 1978 fue el sucedido el 2 de Abril a las 0:30 h. de la noche a la familia Gil en las proximidades de Cantillana. Su automóvil se vio súbitamente acompañado por un grupo de luces rojas y verdes que estaban estacionadas a un lado de la carretera. Se aproximaban al objeto cuando comprobaron que tenía forma de “hongo luminoso” de unos tres metros de altura y con unas franjas de luces verdes y rojas, emitía un extraño sonido seco como de motores y flotaba a escasos centímetros del suelo… al pasar junto a este desconocido artefacto el habitáculo del auto de la familia Gil aumentó considerablemente siendo una experiencia inolvidable y terrorífica para sus cinco ocupantes.
“Un OVNI aterroriza a un tractorista sevillano” Así lo titulaba el diario “El Correo de Andalucía” desde sus leídas páginas. Era el 30 de Enero de 1982 y Manuel Morato Román y el capataz se dirigían hacia un punto de la fina donde ambos trabajaban… al llegar al lugar “algo” ocupaba el llano,”algo” fluorescente que destacaba en la noche de Aznalcóllar… el frío y la visión heló a nuestros dos testigos quienes a las 21:00 h. de esa noche no daban crédito a lo que sus cansados ojos estaban viendo. El aparato se elevó en completo silencio y en poco tiempo se dirigió hacia La Cañada de Los Garabatos (otra popular finca de la zona)… Manuel Morato movido por la curiosidad buscó nuevamente y encontró al artefacto que parecía “un gigantesco puro envuelto por la niebla”, con más de 30 metros e iluminándolo todo en completo silencio. Desde punto cercano como Aznalcóllar o Gerena se observaron misteriosas luces e interferencias en sus receptores de televisión. A los pocos días el equipo de Joaquín Mateos Nogales se trasladó al lugar observando una gran quemadura sobre el terreno.
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